miércoles, 14 de junio de 2017

"El equipo dejó todo por ascender"

El arquitecto de Comunicaciones, desde la dirección técnica, ofreció sus sensaciones luego de la hazaña del ascenso a la Liga Nacional.

Fernando Rivero, director técnico de Comunicaciones, analizó el ascenso del equipo de Mercedes a la Liga, tras ganarle la serie a Estudiantes de Olavarría. "Hubo un momento de la temporada que jugamos como ayer, tuvimos un rival de jerarquía en frente y estuvimos muy bien. Arrancamos seguros con una gran actuación de algunos jugadores lo pudimos cerrar, mostramos carácter y personalidad. Poder cerrar la serie en Mercedes fue muy grande y jugamos a un altísimo nivel", declaró en primer lugar.
Y continuó expresando que "eran dos equipos con aspiraciones y condiciones de ir a la Liga A, y lo ideal sería que hayan dos ascensos. Lo mismo con los descensos en el TNA, eso le da otro valor al torneo".  
"Se armó un equipo espectacular. En el cuarto juego en Olavarría demostraron el carácter que tenían y dejaron todo para ascender, algo que no fue el objetivo inicial y cambiamos", manifestó con orgullo, para luego agregar que "Estudiantes jugó bien durante toda la temporada, se hizo difícil contrarrestar sus armas principales. Un montón de equipos querían el ascenso y nosotros nos dimos cuenta que estábamos a la altura". 
"Me llegó esto en un momento de mi vida en el que no sabía qué iba a hacer, tomé la decisión de llegar a Comunicaciones e hice muy bien", culminó el coach.
 
LAURÍA TODAVÍA 
NO CAE
 
"Todavía no caigo, con los chicos lo hablábamos. No fue todo de golpe, pero parecía que estábamos muertos cuando perdimos el primer partido de la final. Después nos recuperamos y caímos en el tercer juego en Olavarría. Parecía que no se nos iba a dar y sin embargo ganamos el cuarto partido, a pesar de haber empezado mal, 11-2 abajo y para el cachetazo. Estaba todo mal y de golpe fuimos poniéndonos duros de la cabeza, mejorando. De a poquito fuimos alcanzándolos hasta ganar el partido en suplementario. Después tuvimos que venir a casa en Mercedes, con toda nuestra gente. Primeramente tuvimos un recibimiento con caravana impresionante el sábado, después de haber ganado el cuarto juego en Olavarría. No nos esperábamos que la gente nos esperara en la ruta y demás si todavía no habíamos logrado nada. Nos dijimos que teníamos que estar tranquilos porque nos faltaba para llegar al objetivo, pero es difícil mantener los pies sobre la tierra. La ilusión es tan grande que es hermoso", fueron los conceptos iniciales de Nicolás Lauría, otra de las grandes figuras de "Comu".
Y agregó: "El último partido fue de película, en donde creo que estuvimos todo el tiempo con la cabeza metida en el partido y jugando a lo que nosotros jugamos durante todo el año. Las pelotas empezaron a entrar, por ahí tiros que antes no lo hacían en los primeros partidos y así fuimos sacando la diferencia. Creo que en ningún momento tuvimos peligro de perder el juego, lo manejamos los 40 minutos y Estudiantes no sabía qué hacer para contrarrestarnos, porque teníamos jugadores en todos lados. Entonces la sensación que me vino fue como un desahogo de decir lo logramos".
Enamoraron a una ciudad
Fue una vuelta olímpica masiva, de esas que toman la forma de una marea humana y en la que se mezclan jugadores, hinchas, dirigentes, integrantes del cuerpo técnico, familiares, y cualquiera que desee compartir la alegría. Una especie de tren carioca multitudinario que se traslada del salón de la boda a una cancha de básquet y que pugna porque la fiesta nunca termine. Es que cuesta tanto llegar al instante sublime que es un pecado no aprovecharlo al límite, exprimirlo hasta que las rodillas digan basta, los pies duelan y las voces sean inaudibles por la afonía, señala el artículo escrito por David Ferrara, productor periodístico de las transmisiones televisivas del Torneo Nacional de Ascenso durante diez años.
Comunicaciones llegó a la Liga Nacional A y desató la euforia de una tierra que tenía guardado en el pecho el amor por el básquet y que no lo sabía. Porque este plantel de "Comu", porque esta apuesta, despertó una plaza novedosa en el Centro de la provincia, generó pasión y descubrimiento y fomentó que los chicos vayan a picar una pelota. Lo hizo antes de salir campeón, claro está, porque el ascenso es sólo un resultado, pero lo que moviliza es el trayecto de los últimos años, prácticamente de la nada al todo, pero con el deseo de seguir creciendo para no convertirse en un castillo de naipes de los que a veces aparecen en el básquet.
Y en cada rincón de esa vuelta olímpica había sentimientos arraigados, porque cada uno lo vive a su manera. Nico Lauría dejó de cargar la cruz de la final pasada y tuvo su revancha personal en pos del colectivo, con el plus de haber sacado la cara en momentos determinantes. Quería volver a la A por la puerta grande y se lo ganó en la cancha, mostrando sus variantes, condiciones y chapa para liderar un plantel repleto de talento y personalidad.
Para Ariel Pau quizás significó redención tras una lesión que le pudo generar dudas a algún elenco de la máxima categoría, y para el Kily Romero tal vez fue una señal de vigencia. Habrá tantas historias como jugadores, con aquellos apellidos que hicieron largo un plantel gracias a su sacrificio y que descubrirán que quedarán para siempre en la foto y el epígrafe del recuerdo del equipo que logró el ascenso.
El Tulo Rivero se encargó de administrar egos con Torre como ladero en el rectángulo y el camerunés más argentino de todos supo cuándo ser el extranjero determinante y cuándo ser el jugador de equipo. Cuando la defensa no podía, el ataque fue respuesta y cuando el ataque se apagaba, la parada de copaba atrás. Solidaridad, compañerismo.
Es verdad que Comunicaciones se armó pensando en grande, y es una realidad que siempre asumieron esa responsabilidad y expresaron a viva voz el objetivo sin temor a ser escuchados. Pero también es cierto que estuvo a cuestión de segundos de quedar eliminado ante Unión de Santa Fe y que esta serie final ante Estudiantes de Olavarría fue toda una montaña rusa de emociones en la que estuvieron contra las cuerdas al menos un par de veces, sufriendo un cimbronazo en casa y quedando al borde del nocaut como visitantes.
Es que Estudiantes también tenía todo, o casi todo. Desde la mística hasta los argumentos en el juego, el "Bataraz" fue un fenomenal finalista, y obliga a la obviedad de afirmar que también merecía el ascenso, al lugar común de los detalles como diferencia entre unos y otros. No deja de ser cierto. Tan cierto como que hoy no hay consuelo en Olavarría.
Allá Aristu se trepa a un aro, acá Defelippo intenta adueñarse un rato del trofeo, Vieta agradece al cielo haber llegado al equipo para hallarse en un rol importante, y sus compañeros agradecen su llegada. La red se corta, y la cancha desborda de gente. La vuelta olímpica se diluye en el océano de felicidad y todo es foto, selfie, abrazo. Imposible bajarle el volumen a tanta alegría, imposible pensar en lo que vendrá. Fue todo festejo para una ciudad que aprendió que amaba el básquet gracias a este equipo.

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