En el centro neurálgico del Barrio Berón de Estrada de la
capital correntina funciona el Club Sagrado Corazón con una insipiente práctica
de básquetbol, nutriéndose de los chicos del colegio homónimo, del Instituto
Monseñor Robineau y el Jardín “Patito Feo”.
La visita se enmarcó dentro del Programa “Regatas es
Corrientes”, que la dirigencia regatense lleva adelante desde su primera
participación en la Liga Nacional de Básquetbol, ya hace doce años ininterrumpidos,
bajo el lema “Regatas X por Clubes”.
El equipo “Fantasma” estuvo presidida por el vicepresidente
del Club, Eduardo Tassano, y contó
con las presencias del técnico Nicolás
Casalánguida, y los jugadores Pedro
Calderón, Miguel Ruiz, Alejandro Zurbriggen y Juan Pablo Arengo.
La delegación regatense el entrenador Pedro “Quique” Cequeira, ex jugador de Regatas Corrientes, a cargo
de las divisiones formativas, minibásquetbol y Primera del Club, además
infinidad de padres que compartieron la visita.
“Fue una experiencia linda y enriquecedora. Apostar a la formación
integral del chico, a través de la educación y el deporte, es indudablemente la
síntesis de lo que uno aspira, y Regatas quiere acompañar y apostar a este
trabajo”, señaló Casalánguida.
“Así que tener un Club de básquetbol en la misma escuela,
nutriéndose de los mismos alumnos en los tres niveles, es un trabajo que nos
compromete a todos, y por eso Regatas hoy esta en Sagrado Corazón”, siguió
comentando Casalánguida.
Además de Casalánguida y Tassano, los principales actores
fueron los jugadores, que a la hora de hablar comentaron sus experiencias,
aportaron enseñanzas, consejos y compartieron actividades en la cancha de
básquetbol.
“Los jugadores transmitieron sus experiencias, sus vivencias,
el valor del deporte, de la alimentación, en una sociedad cada vez más
sedentaria, y en ese sentido quiero remarcar el acompañamiento de los padres
del Club, algo muy positivo en esta visita”, añadió.
“Quiero agradecer también el acompañamiento del Dr. Eduardo Tassano, no sólo como
presidente de la delegación, como dirigente, sino específicamente como médico
abordando otra temática muy importante en el desarrollo de los chicos”, enfatizó.
Por entonces la alegría de los chicos, el asombro de los
padres, se lo podía reflejar en los mismos rostros iluminados, en una jornada
espléndida, que finalizó con fotos y firma de autógrafos por doquier.
“Las ganas que tienen los chicos por mostrarse, de que lo
vean como pasan la pelota, como lanzan al aro no tiene precio. Es una ilusión
tan grande de ellos, y los jugadores son un poco motivadores de ese
sentimiento. Esas ganas, esa ilusión, nuestra presencia, nuestro compromiso
para ese desarrollo bien valen la pena”, finalizó el entrenador.
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